MUERE LENTAMENTE
Muere lentamente
quien no viaja,
quien no lee.
quien no viaja,
quien no lee.
Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.
Muere lentamente
quien se transforma en esclavo del hábito
repitiendo todos los días los mismos trayectos,
quien no cambia de marca,
no se atreve a cambiar el color de su vestimenta
o bien no conversa con quien no conoce.
Muere lentamente quien evita una pasión y
su remolino de emociones,
justamente éstas que regresan el brillo a los ojos
y restauran los corazones destrozados.
Muere lentamente
quien no gira el volante cuando está
infeliz con su trabajo, o su amor,
quien no arriesga lo cierto ni lo incierto
para ir atrás de un sueño
quien no se permite, ni siquiera
una vez en su vida,
huir de los consejos sensatos...
quien no gira el volante cuando está
infeliz con su trabajo, o su amor,
quien no arriesga lo cierto ni lo incierto
para ir atrás de un sueño
quien no se permite, ni siquiera
una vez en su vida,
huir de los consejos sensatos...
¡ Vive hoy !
¡ Arriesga hoy !
¡ Hazlo hoy !
¡ No te dejes morir lentamente !
¡ NO TE IMPIDAS SER FELIZ !
Este bello poema, trae consigo una extraña controversia, no en su contenido, que es de profunda belleza, sino en la atribución de su autoría a Paulo Neruda. El que su origen le sea atribuido al maestro, es a mi juicio, un caprichoso accidente informático, que se resiste a los no tan aparentemente vehementes esfuerzos de corrección, que se paralizan ante la pasiva pero abundante corriente de incautos que insisten en tal propósito.
Mi razón quedó dividido en estos dos polos.
Por un lado estuve a punto de ser uno más de los de la corriente de incautos en citar el poema y a su cuestionado autor. Pero la ausencia del espíritu del Maestro en sus lineas de alguna manera me empujó a verificar en otras fuentes su autoría y mis pesquisas me llevaron a conocer las no pocas discusiones que este accidente a desatado en el mundo, ante la mirada impávida del maestro que, muy seguramente desde alguna atalaya interdimensional nos observa con ceño fruncido y la de su autora real Martha Medeiros, que debe de estar a esta altura de los acontecimientos, aburrida de maniobrar esta inusual y rara cresta de popularidad. Cómo me gustaría saber el parecer de Martha sobre todo esto. Espero conseguir saberlo algún día.
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